El reconocido cantautor cubano Pablo Milanés colmó el Karl Marx este domingo en concierto único…

Queridísimo Pablo
El reconocido cantautor cubano, insigne exponente del Movimiento de la Nueva Trova, que a inicios de los 60 revolucionó el universo musical de la isla, sigue demostrando cuánto su pueblo lo venera y quiere.
Con un auditorio ávido de sus canciones, Pablito hizo un recorrido por sus temas de siempre, y no necesitó otro coro acompañante que el de todo un teatro emocionado. “Proposiciones” rompió el silencio y le siguieron “Días de Gloria”, “Vengo Naciendo”, “Nostalgia”, “Si ella me faltara alguna vez”, “De qué callada manera”, “El primer amor”, “No ha sido fácil”, “Comienzo y final de una verde mañana”…
Puso a consideración del público tres temas de su último disco Renacimiento. “Dulce Recuerdo” Inició esta tríada con un exergo de una canción de Carlos Varela: “Los días no volverán aunque echemos a correr; los días no volverán a ser lo que fueron ayer”. Y con esa mirada incisiva y sabia a la realidad, ganada con los años y el vivir, cantó “Amor de Otoño” y “Cual si fuera a morir esta mañana”.
Nuestro querido Pablo cerró la tarde de domingo con temas que lo identifican como un cantor al amor: “Años”, “Yolanda”, y “El breve espacio en que no estás”. Acompañado por sus ya habituales Miguel Núñez (piano, dirección artística), Dagoberto González (violín y teclado), Germán Velasco (saxos y flautas), Osmani Sánchez (batería), Eugenio Arango (percusión cubana) y Luis A. Sánchez (bajo), demostró cuánta riqueza musical puebla sus canciones, que indudablemente suenan muy cubanas.
Hubo momentos cumbres, pero ninguno fue tan emotivo como cuando todo el público de pie reclamó su presencia en el escenario, después de despedirse, y regresó para regalar “Pobre del cantor” y cerrar definitivamente un concierto inolvidable con “Yo no te pido”.
Y no necesitó artilugios para arrebatar aplausos infinitos a un auditorio —“el mejor del mundo”, según él— que coreaba sus canciones y le reafirmaba ese amor que nace de su sencillez, de su manera de mostrar el mundo, a veces nostálgica, a veces reflexiva, siempre sincera.