El joven cantautor deleitó al público en la sala Avellaneda del Teatro Nacional, este sábado 13 de abril

Adrián Berazaín, sencillamente genuino
Un telón de fondo negro, sin otro recurso escenográfico que la identidad del joven cantautor en el tabloncillo del escenario —diseñada por él mismo—, sería la clave de un concierto que buscó concentrar al espectador en el acto de percibir, con todos sus sentidos, la música de Adrián Berazaín.
La agudeza del sonido de la armónica se diseminó por el escenario de la sala Avellaneda del Teatro Nacional de La Habana, este sábado 13 de abril, para dar paso a la voz singular de Berazaín. Su espléndida sonrisa, la guitarra y la armónica fueron compañía suficiente para convencernos de que no había un mejor destino para la noche.
En la primera parte del concierto interpretó temas nuevos, como “Tanto sentir”, un canto al desamor, que formará parte de su próximo disco, así como uno dedicada a Ochún.
Cronista de su generación a la manera en que lo fueron, Carlos Varela, Frank Delgado, entre otros trovadores, a los que debe mucho, Adrián le tomó el pulso a su realidad en “Mis amigos se están yendo” y “Miky Bombon”, esta última interpretada junto al cantante de hip hop Bárbaro El Urbano, quien fue el primer invitado en aparecer.
Berita, como muchos lo conocen, cantó también junto a Mauricio Figueiral, una canción compuesta por ambos, titulada “Por una camarera”; para luego interpretar “Por encima de lo conocido”, canción tema de su último videoclip dedicado a la figura de Martí.
Tanto el repaso de sus temas más conocidos, que pusieron a corear al público, como “Te acuerdas” donde habla de su época de estudiante, en la Escuela Vladimir Ilich Lenin, “Si te hago canción” tema del filme Fábula, “La calle G” y “Como los locos”; así como los estrenos de la noche fueron dibujando a un cantautor que va encausándose hacia una solidez conceptual y melódica.
Responsable de esa sonoridad es su banda acompañante, compuesta por el guitarrista santaclareño Marcos Alonso, Michel Fernández, en el bajo y Frank David en la batería, quienes con su virtuosismo le regalaron varios instantes emotivos al auditorio.
Y desfilaron por el escenario otros invitados de lujo: Jorge Luis Robaina de Karamba y casi todo el teatro cantaron junto a Berita “El club de los corazones rotos”; Leoni Torres hizo suya “Sentimientos con instintos”, Baby Lores dejó en claro su carisma y versatilidad, Erick Sánchez puso su voz al servicio de “Se enamora”, y el trovador, Fernando Bécquer se desdobló en “Ketainómana”.
El cierre fue con “La estación” y Adrián Berazaín puso de manifiesto su autenticidad en la interpretación, esa que no necesita de artilugios para perpetuarse.
Ese muchacho de figura menuda, una vez que comienza a cantar cobra dimensiones inusitadas, colma el espacio con una melodía sentida, muy suya y a la vez tan de todos; se embriaga con los acordes de la guitarra y de la armónica y hace entrega de sus desvelos en canciones que retratan una realidad común.
Será por eso la empatía entre él y el público, por su naturalidad y la límpida franqueza de sus palabras, de sus versos, sus canciones…