El joven pianista revela los motivos y azares de su naciente carrera artística, en exclusiva para suenacubano.com
Leonardo Gell: “Vivo intensamente mi profesión”
“Muchas personas tocan extraordinariamente su instrumento. Sin embargo, la música es otra cosa. Ese don, esa gracia, la posee Leonardo Gell. Él es capaz de trasmitir ese misterio impalpable de la música"; así describió el compositor, pianista y profesor cubano Harold Gramatges, la genialidad de este joven, quien destaca actualmente entre los pianistas más virtuosos de Cuba y Latinoamérica.
¿Cómo descubrió que su vocación era ser músico?
Realmente, un niño no sabe qué quiere en la vida, pero mi madre me ayudó a descubrirlo. Desde pequeño me gustaba muchísimo cantar, así que cuando ella se enteró de la convocatoria para la Escuela de Música Adolfo Guzmán no dudó en inscribirme. Me aceptaron y comencé a estudiar en una de las pocas escuelas nocturnas de nivel elemental de música que existían en La Habana en aquel entonces. Allí pasé mis primeros cuatro años.
¿Por qué el piano?
Ni siquiera conocía qué opciones ofertaba la escuela. Tampoco estaba seguro de qué instrumento prefería. Después supe que podía optar por violín o piano, y me decidí por el último. Con el tiempo descubrí que fue la decisión acertada y a él he dedicado gran parte de mi tiempo.
Cuéntenos de su experiencia en el Trío Concertante
El Trío Concertante surge de forma casual. Tenía un dúo con la clarinetista Dianelys Castillo desde el 2002. En aquella época éramos unos adolescentes que estudiábamos en el Conservatorio Amadeo Roldán y dedicábamos seis o siete horas diarias a ensayar la música de cámara. Nunca pensamos en una tercera persona.
Al ingresar en el Instituto Superior de Arte (ISA) entramos en la clase de María Victoria Collado, maravillosa pianista cubana integrante del dúo Promúsica. Su hijo, Fernando Muñoz del Collado, se graduaba del ISA y le solicitaron, como parte del repertorio, una obra para un formato de cámara, así que decidimos ayudarlo.
El 20 julio de 2007 tocamos en la Basílica de San Francisco de Asís, donde estaban músicos importantes como Frank Fernández, Iván del Prado, Alicia Perea, Jorge López Marín, Harold Gramatges. Todos comentaron, sin ponerse de acuerdo, que debíamos trabajar juntos, principalmente por ser un conjunto que no existe en Cuba de manera estable.
Nos estrenamos como Trío Concertante el 29 de diciembre de 2007, también en la Basílica. En un año y cuatro meses de arduo trabajo obtuvimos cuatro premios importantes: Primer premio de Música de Cámara en el Concurso Musicalia, convocado por el ISA, tercer premio del Concurso Ciutat de Vinaròs, en España, primer premio del Concurso de la UNEAC y Premio de Oro del Festival Primavera de Abril, en Corea del Norte.
No existe en el país una agrupación anterior de música de cámara que reúna esta cantidad de lauros. Eso marcó una pauta en la interpretación de este tipo de música y nos lanzó a un lugar importante. El compositor Juan Piñera dijo en un comentario para CMBF Radio Musical Nacional: “Para hablar de una verdadera música de cámara por estos días en Cuba, hay que remitirse al Trío Concertante”.
Ha participado en importantes concursos y eventos nacionales e internacionales. ¿Algunos lo han marcado de forma particular?
Recuerdo con mucho cariño la primera vez que fui a un concurso fuera de Cuba. Fue en Costa Rica (2002) y obtuve dos premios no previstos por el jurado.
Otra de las grandes experiencias de mi carrera como joven pianista fue el Concurso Internacional de Piano de Ginebra, de los cinco más importantes del mundo y en el que han premiado a grandes pianistas de la actualidad.
Soy uno de los más fieles intérpretes del Festival de Música Contemporánea de La Habana, del cual fui miembro del comité organizador durante ocho años. Me dio la posibilidad de entrar en el mundo de la música contemporánea y de conocer a muchos de sus compositores.
También participé en el Festival Leo Brouwer de Música de Cámara, donde el Trío Concertante tuvo la suerte de ser dirigido por el propio maestro en el estreno de su obra “Paisaje cubano con historia”.
Fuera de Cuba he estado en dos eventos importantes: el Festival Internacional de Música Académica Latinoamericana, en Argentina (2009), y el Festival Internacional de Música Clásica por los Caminos del Vino (2011); ambos dirigidos artísticamente por Dora de Marinis, gran pianista argentina.
He visitado Costa Rica en seis oportunidades, en ocasión de diferentes eventos y festivales, incluso, en la Semana de la Cultura Cubana en ese país hace diez años. Además, fui invitado dos veces por la Orquesta de Cámara de Vila-seca, en España, fundada por el violista cubano Evelio Tieles.
¿Cuál ha sido su mayor éxito como pianista?
Mi gran éxito es contar con tantas personas que siguen mi trabajo, tengo anécdotas muy hermosas al respecto. El mayor logro que uno puede tener como persona y artista es ganarse el cariño, el corazón y la admiración del pueblo. Eso me enriquece, más allá de cualquier premio o compartir con los artistas más importantes.
¿Qué recomienda a otros jóvenes que quieran ser pianistas?
Deben tener mucha pasión y entrega. Esta es una carrera como el ballet, el deporte, en la que comienzas desde pequeño, cuando no eres consciente de lo que realmente quieres en la vida. Lo principal, más que el talento, son las horas diarias vividas con ese amor a una profesión.
¿Qué proyecciones de trabajo tiene para el 2013?
En enero comienzo los cursos de la maestría en música con énfasis en piano en la Universidad de Costa Rica, donde tendré como tutor al pianista costarricense Manuel Matarrita. El tema a desarrollar durante dos años es la música costarricense para piano a partir de 1950, con el fin de abordar un tipo de repertorio no trabajado tradicionalmente por los intérpretes, además de apoyar la promoción y difusión de la música de los compositores vivos de ese país centroamericano.
Un disco del compositor costarricense Mauricio Zamora debe salir en febrero. En él grabé con Túpac Amaru Ulloa una obra para flauta y piano.
En marzo comienzo a grabar un CD doble con música de Eddie Mora y la presencia de varios intérpretes costarricenses y cubanos, la música es básicamente de una etapa temprana de este compositor o dedicada a jóvenes intérpretes.
La grabación de una integral para piano de Marvin Camacho debe iniciarse en mayo, proyecto que venimos gestando desde hace algún tiempo. Además de ser un gran compositor a quien admiro, es un hermano al cual le debo muchas experiencias, enseñanzas y obras dedicadas a mí y al Trío Concertante.
El 19 de marzo presentaré el CD Disparate y locura, de la saxofonista costarricense Sofía Zumbado, en la Escuela de Música de la Universidad de Costa Rica, coproducido por esta institución y la Universidad Nacional Autónoma de México.
Los días 17, 18 y 20 de agosto estaré como solista invitado de la Orquesta Sinfónica de Heredia, dirigida por el maestro Eddie Mora, para interpretar “Suite caribeña”, del compositor cubano Roberto Valera. En octubre debo participar en el Festival Leo Brouwer de Música de Cámara.
A pesar de su juventud es un pianista reconocido ¿Qué otros sueños, metas o aspiraciones tiene?
Grabar es lo que me urge como artista en este momento, sobre todo la obra de los compositores contemporáneos. Creo que como cubano y latinoamericano constituye un aporte para la posteridad.
No me alcanzaría una vida para lograr todos los proyectos y sueños que tengo. Nunca he parado de crear, no en el sentido de la creación musical, sino de hacer proyectos, de estar siempre inmerso en algo que me apasione. Vivo intensamente mi profesión.