A propósito del aniversario 28 del grupo, entrevista a Yosvani del Pino, su director y fundador

Yoruba Andabo, celebrando a lo grande
Para continuar cultivando la rumba como lo ha hecho durante casi tres décadas, este mes la agrupación Yoruba Andabo retoma las peñas habituales los sábados en el Cabaret Las Vegas. Los domingos alterna en el Diablo Tun Tun y el Delirio Habanero, además, comenzará a presentarse en los Jardines del 1830.
Yoruba Andabo constituye un verdadero ejemplo de la autenticidad y la versatilidad necesaria para asumir las tradiciones folclóricas y populares, siempre representando a la gran diversidad de la esencia cubana.
Para profundizar en la historia y las proyecciones del grupo, conversamos con su líder, Yosvani del Pino.
¿Cuál es la esencia de la agrupación?
Hacer buena rumba y demostrar la importancia del folclor en la música cubana. Hacemos la rumba igual a la que hacen quienes se dedican al género, pero tratamos que la juventud integrada al grupo desarrolle sus potencialidades y en eso nos distinguimos.
¿Cuánto se ha enriquecido musicalmente en los últimos años?
Yoruba Andabo comenzó con 3 cajoncitos nada más. Después conseguimos un juego de batá con Pancho Quinto, renombrado percusionista cubano. Con esto buscamos el toque del guarapachangueo, que no lo inventamos nosotros. Esa forma de ejecutar la crearon dos hermanos de San Miguel del Padrón llamados “Los Chinitos de Jacomino”. Tuvimos la posibilidad de enriquecerlo y ser los primeros en llevarlo a un fonograma, “El Callejón De Los Rumberos”, de 1995.
¿Su punto más fuerte en la actualidad?
El intercambio con el público, valoramos nuestro trabajo por la opinión de los seguidores, para quienes creamos. Cuando tocamos, la gente de cualquier edad se siente bien y goza. Llenamos los espacios y hemos alcanzado gran convocatoria. Pienso que sea en la actualidad nuestro punto fuerte.
¿Los momentos más importantes?
Muchos, para responderte debo hacerte parte de nuestra historia, que se inicia desde las reuniones del grupo de amigos que hacíamos rumba como hobby, ni pensábamos en ser profesionales. Proveníamos casi todos de un grupo que se llamó “Guaguancó Marítimo Portuario”, integrado por trabajadores del Puerto de La Habana.
A partir de esa génesis, la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) convocó a una peña de rumba y, el reconocido Eloy Machado nos propuso participar allí. Comenzamos a reunirnos un poco más en serio. En una de esas peñas, en el público se encontraba Pablo Milanés y elogió el grupo, el cual todavía no tenía nombre. Precisamente, de la conversación con Pablo surge el nombre, por una frase dicha por el tumbador. Nos nombramos Yoruba Andabo. Yoruba, por la religión, y Andabo, que en lengua carabalí significa “seguidores o amigos”.
Después, Pablo Milanés nos invitó a un concierto en el teatro Karl Marx, la reacción del público fue muy positiva. De ahí, el cantautor nos propuso actuar también en el aniversario de la EGREM organizado por él. También tuvimos éxito, ese fue nuestro debut.
Otro momento significativo fue la grabación del primer disco en Canadá, se tituló: Espíritu de La Habana. En este colaboraron muchos artistas: Yin Brunet, clarinetista canadiense, Merceditas Valdés, Hilario Durán, Guillermo Barreto, Gonzalito Rubalcaba. En el álbum se mezcla la rumba con el son y el jazz. Fue fenomenal, logró el premio Journal en Canadá.
Ahora estamos viviendo un momento especial, con temas muy solicitados que antes no había visto en grupos de rumba.
¿Continúa la labor pedagógica del grupo?
Sí, por eso se mantiene nuestra proyección, por el trabajo comunitario, los talleres impartdos a los jóvenes para garantizar el relevo. Solo quedamos tres fundadores, la mayoría ha fallecido. Los demás integrantes son jóvenes, los fuimos formando y se han desarrollado de una manera increíble, ellos tienen en sus manos el compromiso de que la rumba se cultive con más fuerza.
¿Han realizado actividades por su aniversario 28?
Hicimos un gran concierto en el teatro América, invitamos a Maykel Blanco y su Salsa Mayor. Fue un espectáculo valioso. Nos presentamos en el Diablo Tun Tun y la gente abarrotó aquello para celebrar con nosotros. También estuvimos en varios municipios de la provincia de Matanzas, la cuna de la rumba, y los matanceros nos acogieron como si fuéramos de allí. Sabemos que en Santiago de Cuba, por ejemplo, “El Necio” y “La gozadera” se bailan muchísimo y se convirtieron en himnos de los carnavales.
Precisamente, el segundo es un tema pegado en las listas de éxitos de la radio nacional.
Sí, este tema es de Ronald González. A nuestro cantante santiaguero se le ocurrió y nos gustó, lo trabajamos, ensayamos fuerte y salió el resultado. Realmente nunca esperamos que tuviera tanta aceptación.
¿Están abiertos al trabajo con agrupaciones no folclóricas?
Totalmente. Hemos trabajado con muchos, desde NG la Banda, cuando José Luis Cortés nos llevó a la Casa de la Música de Miramar hace años, en ese momento nos convertimos en el primer grupo de rumba en tocar allí. Compartimos escenarios con Manolito Simonet y su Trabuco, Van Van, Pupy y los que Son Son, en fin, muchos grupos de diferentes formatos.